Historia

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Resumir en unas líneas la historia de Torrejón el Rubio es muy complejo dada la inexistencia de una documentación clara sobre los orígenes y los acontecimientos históricos. Gran parte de lo que se conoce se basa en suposiciones o en leyendas y tradiciones orales. En este apartado intentaremos resumir los acontecimientos más importantes en la historia de nuestros ancestros.

Prehistoria

Torrejón el Rubio fue habitado desde la prehistoria, como demuestra el hallazgo de un Dolmen en la Sierra de las Corchuelas. Todo nuestro término municipal es un excelente campo arqueológico como demuestran la existencia de las pinturas esquemáticas  en numerosos abrigos, las 5 piedras estelas halladas o el poblado de la Villeta de la Burra.

Los diferentes yacimientos arqueológicos demuestran que Torrejón el Rubio ha estado habitado desde la prehistoria, ya desde el neolítico. Buena prueba de ello es el Dolmen que ha sido encontrado y catalogado en la Sierra de las Corchuelas, que, desgraciadamente, se encuentra en un lugar de difícil acceso.

 

El siguiente argumento que nos valida la teoría de que estas tierras han tenido presencia humana son el magnífico reducto de pinturas rupestres que existen en todo Monfragüe. En nuestro término municipal existen numerosos abrigos con pinturas esquemático , siendo los más importantes son los del Castillo, la Cueva de los Murciélagos o el Abrigo. Los primeros habitantes de Torrejón el Rubio encontraron en las sierras de Monfragüe un lugar adecuado a sus necesidades: tenían un lugar excelente para cazar y también podrían recolectar diferentes frutos salvajes.

A medida que fueron adquiriendo nuevas costumbres, con la domesticación de los animales, van poco a poco abandonando la sierra para "conquistar" nuevos espacios, donde es más fácil realizar siembras y mantener animales domésticos. Este período de expansión comienza paulatinamente en la Edad del Bronce, aunque gran parte de los habitantes tienen gran relación con la Sierra de Monfragüe, como demuestran las pinturas rupestres, algunas datadas en el Bronce Final, y los restos hallados cerca del Castillo de Monfragüe, que son de la misma época.

La importancia de Torrejón el Rubio en la época, en una encrucijada de caminos que unía las poblaciones del sur y del norte de Extremadura, lo dan los hallazgos de las piedras estelas. En nuestro término municipal aparecen en 6 kilómetros hasta 5 piedras estelas. Existen distintas controversias entre antropólogos y arqueólogos sobre la datación de la mismas, pero últimos estudios hablan de que la primera de ellas, conocida como Torrejón el Rubio V (expuesta en la Oficina de Turismo), dataría del 2200 a.c, y las últimas del siglo VIII a.c. Todo ello supone que durante todo el bronce hubo un núcleo importante de habitantes a lo largo de más de 10 siglos, como demuestra la reutilización de la estela Torrejón el Rubio IV, dibujada en dos tramos históricos. Precisamente la última de las Piedras Estelas (Torrejón el Rubio III) coincide en el tiempo con la llegada de los Tartessos y  la transformación social de los habitantes por el influjo comercial de éstos.

La presencia humana prosigue durante en la Edad del Hierro. Cerca del Almonte se encuentra uno de los principales Yacimientos Arqueológicos y un punto muy importante de población: La Villeta de la Burra. Este poblado, con una superficie ocupada de 6 has, conserva torres y murallas construidas con pizarras de la zona en el siglo IV antes de cristo. Incluso, según las pocas prospecciones arqueológicas realizadas, podemos afirmar que se habitó hasta la ocupación del Imperio Romano (Siglo I d.c).

Precisamente, del imperio romano existen catalogados escasos vestigios, el más importante situado en "Los Toriles", finca de San Rafael, donde se halló un monumento funerario. También se especula sobre la posibilidad de que el enclave del actual Castillo de Monfragüe, existiría una fortaleza romana, que estuvo precedida, según estas hipótesis, de otra de origen celtíbero.

Edad Media

Una de las épocas más fascinantes es la Edad Media. Existen muy pocos datos históricos sobre la misma y numerosa duda sobres las leyendas y tradiciones orales que hablan sobre la Conquista del Castillo, el Huerto de la Cava o la fundación de Torrejón el Rubio. Podemos diferenciar en una primera época de la conquista árabe de la zona por  Musaibn Nusair  , en el 713. A partir de ahí poco se conoce, nada más que la construcción del actual castillo de Monfragüe en el 811. La segunda, más fascinante y documentada, es la reconquista de la zona y el azaharoso siglo XII, con continúas guerras, cambios de manos del castillo, la llegada de la Virgen del Monfragüe o la reconquista definitiva y fundación de Torrejón el Rubio. 

 

El escaso poblamiento de la zona en época romana nos hace intuir que la conquista de nuestro término municipal se daría a la vez que la de toda la región. La principal batalla en la región se produce en Mérida, donde Musa Ibn Nusair destituye a Tarik ibn Ziyad, y trae a 18.000 € desde la propia península arábiga para acabar con la dura resistencia emeritense. La batalla dura más de un año, hasta el 13 de junio del 713. Tras las conquistas de Talavera y Toledo, Musa atacará hacia la zona salmantina, eso sí, antes se hará con nuestra comarca. Son días antes de la última gran batalla de la conquista musulmana celebrada a finales de verano del 713 en Segoyuelo de los Cornejos, donde la leyenda sitúa la muerte de D. Rodrigo.

Desde entonces, los árabes, centrados en la conquista de la península ibérica apenas dejan vestigios de su presencia. A partir del siglo IX comienzan el asentamiento y la construcción de diversas fortalezas con el fin de controlar los puntos estratégicos más importantes. Para ello construyen el Castillo de Monfragüe en el 811. Los motivos son evidentes, dado que desde aquel punto, junto a la red de castillos existente en la zona, tejían un punto estupendo de vigilancia y parapeto ante posibles ataques cristianos.

De toda la época árabe del Castillo existe un gran silencio sobre los acontecimientos. La reactivación de acontecimientos históricos comienza a finales del siglo XI, donde diversas leyendas, sitúan diferentes escaramuzas en la zona entre árabes y cristianos. Buena prueba de la más que lógica existencia de diversas batallas, es el intento de Conquista de Badajoz por parte de Alfonso VI, que sufre una gran derrota en la Batalla de Sagrajas (cerca de Badajoz), el 23 de octubre de 1086. La llegada de los almorávides supuso un duro revés para la reconquista cristiana. El Castillo de Monfragüe vivirá sus momentos más intensos en la segunda mitad del siglo XII. En un momento de gran convulsión entre los reinos de León, Castilla y Portugal, con frecuentes escaramuzas entre los leones y los portugueses, el primer cristiano que reconquistará la zona será Geraldo Geraldes, más conocido como Geraldo Sempavor, que tomará el Castillo, con sus audaces tácticas, en 1166, según las crónicas cristianas.

En 1169 se produce la batalla de Badajoz, donde Geraldo Sempavor y el Rey portugués Alfonso Enriques fueron capturados por Fernando II de León. A cambio de la liberación de ambos, Geraldo Sempavor tuvo que ceder a Fernando Rodríguez de Castro "El Castellano" todas las posesiones que tenían en la zona de acción leonesa y castellano.

Fernando Rodríguez de Castro crea con esas posesiones, incluidas Monfragüe, en un señorío "pseudoindependiente". La confusión sobre la historia de la fortaleza se genera al conceder el Rey Fernando II el control del Castillo a la Orden de Santiago, aunque aparecen ligados a la familia Fernández de Castro.  El rey Alfonso VIII de castilla recupera del Reino de León el Castillo de Monfragüe en 1185, tras esperar 4 años el cumplimiento del Acuerdo del Tratado de Medina de Rioseca. En 1186 aparece por primera vez en las crónicas la aldea de Monfragüe, situada junto al Castillo del mismo nombre.

No obstante, en la última gran oleada almohade el castillo está durante al menos dos años en manos de los musulmanes y no es hasta 1197 cuando es definitivamente conquistado, probablemente por los caballeros de Monfragüe, a los que se les encomienda la protección del enclave a principios de 1196.

Con la reconquista de definitiva de Trujillo en 1232. Comienza la repoblación de la zona. La tipología de repoblación se realiza con abulenses dedicados a la ganadería. Aunque la Aldea de Monfragüe ya existe y sería el claro antecedente de la actual población torrejoniega.

La creación del actual poblamiento no tiene ni origen ni datación clara, salvo que no existen pruebas documentales hasta 1298. La única versión que existe no es más que una leyenda. Según la misma Pedro Rubio, ganadero castellano, se asentó con su familia junto a un Torreón árabe situado en el actual Huerto de a Cava. La toponimia de la localidad vendría, pues, de Torreón y del apellido del primer poblador cristiano tras la reconquista.

Desde esa supuesta creación hasta 1298 Torrejón dependería de la ciudad de Plasencia y en ese momento se hablan de que las propiedades pertenecientes a la aldea de Torrejón el Rubio son de Alfón Durán, alcalde de Plasencia en esa época.

Edad Moderna

Si durante toda la Alta Edad Media existen muy pocos datos sobre Torrejón el Rubio, con la institucionalización de Señorío de Torrejón se acerca uno de los momentos más importantes en la historias de Torrejón el Rubio, dada la relevancia de los distintos señores de Torrejón. El primero de ellos fue Garci López de Carvajal, nombrado por Juan II en la primera mitad del siglo XV. A partir de ahí se sucedieron distintos miembros de la familia Carvajal, muchos de ellos con importantes cargos, incluso uno de ellos, Bernardino López de Carvajal, Cardenal en Roma y aspirante a Papa. La gran influencia de los señores de Torrejón concluye con el nombramiento de Francisco de Carvajal y Manrique de Luna como Conde de Torrejón el 31 de enero de 1602.

La primera noticia del siglo XV es que, al menos hasta 1428, la aldea pertenecía Diego González Almaraz. Posteriormente, Juan II, padre de Isabel la Católica, nombra al Doctor Garci López de Carvajal señor de Torrejón. Este hecho se produce en la primera mitad del siglo XV, entre 1440 y 1550. El primer señor de Torrejón destacó por su papel relevante dentro de la corte y por ser uno de los asesores más cercanos de citado monarca. Su hijo, Francisco de Carvajal y Trejo, segundo señor de Torrejón, tiene un papel muy importante en la historia de la zona. Él es el que ordena la construcción de la Iglesia sobre 1480, una construcción que comienza por la parte delantera, la más noble y hermosa de las existentes. Francisco Carvajal y Trejo, junto a sus hermanos, protagonizan la "reducción de Plasencia" en 1488. Un acontecimiento en el que tuvieron mucha importancia vecinos de esta villa. Son 20 labradores de este señorío los que son los encargados de romper la puerta de Trujillo con una serie de maderos, y ser la avanzadilla que abriera camino a los 50 caballeros, que junto a ello y otros sublevados de la ciudad, mantuvieron a las tropas del Conde Álvaro de Zúñiga en la fortaleza mientras llegaba el Rey Fernando el Católico.

Los hijos de Francisco de Carvajal tienen un rol muy importante en la España de la época. Garci López de Carvajal II, señor de Torrejón, tiene un puesto muy importante como embajador de la corona en Portugal, siendo uno de los principales negociadores del Tratado de Tordesillas (1498), que repartía los territorios a conquistar del nuevo mundo entre España y Portugal. Un hermano suyo, Bernardino de Carvajal, sería un importante cardenal en Roma, que fue candidato a papable.

El IV señor de Torrejón el Rubio es Francisco de Carvajal y Valderrábamos, que tuvo un papel protagonistas en distintas guerras disputadas en el País Vasco y sur de Francia contra la corona francesa. Él también es el que funda la capellanía de San Miguel en nuestra iglesia.

El V señor de Torrejón el Rubio, Garcí López de Carvajal y Salazar, fue caballero de la Orden de Santiago. Pese a tener una menor importancia en la época dentro de los puestos de representación a él y su mujer Catalina Manrique de Lara pertenece la única tumba de la familia Carvajal existente en la iglesia. Es una preciosa lápida, con un el escudo de ambos, realizada en alabastro. Resulta extraordinario que solo quede esta tumba visible cuando está comprobado históricamente que, desde García López de Carvajal II, la iglesia fue panteón de la casa Carvajal. El señorío de Garci López de Carvajal III, fue breve, entre 1534 y 1546. Falleció a los 26 años.

El hijo del matrimonio enterrado en la Iglesia de San Miguel es el primer conde de Torrejón: Francisco de Carvajal y Manrique de Lara, concedida por cédula real de 31 de enero de 1602. El condado fue muy breve dado que falleció un año después. Francisco de Carvajal fue un personaje de gran importancia en el reinado de Felipe III. Fue nombrado Corregidor de Toledo, Granada y Sevilla, Alférez Mayor de la Orden de Calatrava, Comendador de Puertollano y Capitán General de Sevilla. Francisco de Carvajal merece una mención aparte más extensa dada su azaharosa vida, llena de litigios, peleas, duelos e intentos de asesinato.

A partir de este momento, la importancia de los señores-condes de Torrejón comienza a disminuir, y con ello también el rastro documental que nos permite seguir sus andanzas y cómo repercutían en la vida de la localidad.

Siglo XVIII

En el siglo XVIII hay una revolución total dado que existe numerosa documetnación y testimonios de la época que nos aproximan muy certeramente al método de vida de nuestros antepasados. El Catastro del Marqués de la Ensenada (1753), el viaje de Antonio Ponz (1785), la Visita de la Real Audiencia de Extremadura (1791), entre otros nos narran la dureza de una vida sin apenas recursos, sin terrenos comunales, con unos señores ociosos e intransigentes y la abundante caza de conejos. 

Si la historia de las centurias anteriores la historia la protagonizaban los sucesivos señores y sus diversas andanzas, en el siglo XVIII disponemos de una gran cantidad de documentación que nos facilita enormemente acercarnos, por primera vez en esta apartado, a las condiciones de vida de los habitantes de Torrejón el Rubio. Si, sobre todo durante el siglo XV, XVI y principios del siglo XVII, lo señores pusieron un especial cuidado en las construcciones más notables y su mantenimiento, en el siglo XVIII comienza una decadencia por parte de los Condes de Torrejón, que viven en Madrid y cuya única preocupación sobre la población es para cobrar. Resulta más que curioso que Antonio María Pantoja y Portacarrero Carvajal, al que otorgó "grandeza de España" en 1764, tenía, según el Catastro de la Ensenada, totalmente embargadas sus ingresos por parte de la Chancillería de Valladolid por sus numerosas deudas y pleitos.

Precisamente, es el Catastro de la Ensenada, el gran primer foco documental sobre Torrejón el Rubio. El cuestionario es redactado el 24 día abril de 1753. Se reúnen en el mesón del Sr. Pedro Molino Falcón, recaudador de impuestos en Extremadura. El encargado de redactar el acta es el sacerdote Francisco González Blanco y el resto de personas encargadas de aportar datos son: Pedro Melchor, alcalde mayor, Pedro Martín del Amo, Alcalde ordinario, Lorenzo González, de don Gil, Joseph Izquierdo de Solís, Escribano, Juan Melchor, Antonio Benito, Diego de "Abila". Estos son los encargados de explicar los datos más significativos de la época.

La población está compuesta en esa época por 138 vecinos, de los que 15 son viudas, 5 menores y 3 soldados de la milicia y el resto matrimonios o mozos con casa abiertas. Hay 106 casas en buen estado y una inhabitable, el hospital. La estructura productiva está basada en la apicultura, en el aprovechamiento ganadero y en la siembra de cereales. Es curioso que en esa época, en Torrejón, no hay ovejas. Hay censadas cabras, chivos y machos de las primeras, vacas y becerros y "zerdos y zerdas". No existen tierras comunales, salvo "unas senaras", que se pueden aprovechar en las dehesas, menos en el Baldío Real y Don Gil. Este documento, de gran interés social, merece un estudio más detallado que se emprenderá próximamente.

Junto con este documento el otro fundamental es la Interrogatorio de la Visita de la Real Audiencia de Extremadura. Carlos IV funda la Real Audiencia de Extremadura con el propósito de quitar carga de trabajo a las chancillerías existentes, la de Valladolid y la de Granada, claramente colapsadas. Para conocer el estado de la situación ser realizan una serie de cuestionarios a los municipios que esto deben responder. Después, el juez asignando a cada partido judicial se encargaría de poner "reparos" a las respuestas sesgadas de cada una de las localidades.

El documento sobre Torrejón el Rubio está fechado el 20 de marzo de 1791. Las respuestas las efectúan los señores Pedro López, Manuel Torres, Juan del Castillo. Antonio del Amo, Pedro Fernández Mingo, Francisco Liviano y Diego Aponte. De las numerosas afirmaciones existentes podemos sacar varias conclusiones. En primer lugar que la Condesa de Torrejón, María Blasa Pantoja y Bellvís de Moncada, viuda del Marqués de Villagarcía, es la dueña de hasta "las texas", como dice el Magistrado en los reparos que realiza sobre las respuestas dado por los citados anteriormente. Uno de los principales aspectos es la miseria con la que vivía los torrejoniegos de la época, sin posibilidades de trabajar la tierra porque estaba en manos del condado. Hasta 8 dehesas dependían de ella. Los terrenos baldíos, aquellos que podían utilizar la gente para el cultivo o el ganado, eran manejados al antojo por el administrador del estado, es decir, el representante del Condado en la zona. Era tal el descaro de este personaje que intentaba por todos los medios apoderarse de distintos baldíos a través de subterfugios y engaños.

Es una época de intensa conflictividad social. Existen varios pleitos muy importantes. Uno de ellos es por un motín sucedido el día 1 de enero de 1789, que en esa época andaba en juicios en la Real Chancillería de Valladolid. Varios vecinos fueron arrestados y encarcelados por rebelarse por los tejemanejes del cura, del escribano y del administrador del estado. El primero, el cura de la época, tuvo varios asuntos espinosos. Uno de ellos fue suspender todos los actos relacionados con San Miguel, incluida su misa y su procesión, porque no le dejaban desde la Chancillería de Granada administrar el dinero de la cofradía. Hasta que no se lo permitieron no volvió a realizar estos oficios. Resulta curioso que, en aquella época, todas las cofradías tenían un importante volumen económico, además de propiedades y ganado. El magistrado Melchor Baladre concluye lapidariamente: "La despoblazion, la miseria de este lugar dimana de que los vecinos no tienen propiedad, el señor es dueño de todo el terreno, no les dota como debiera, a lo menos bajo de canones o pensiones concede el disfrute a los estraños y priba de el a sus mismos vasallos, asi ni pueden criar ni fomentarse un establecimiento, ellos subsisten miserablemente de las laborcillas que hacen y la mayor parte del año por falta de otra ocupazion interesante muchos de ellos andan a caza de conejos; si logran como es regular los valdios que pretenden, se les debe repartir por fuerza, digo por fuerza, pues de lo contrario quedaran comunes tan incultos como antes y sujetos a los malos manejos. No se cuida bien de los montes. Ocho dehesas tiene el dueño y los vezinos aun no tienen un palmo de tierra, por que no los ha de dotar en ellas, ¿como puede permitirse que en medio de tan excelentes y dilatados terrenos vivan los ganados, se disminuyan y mueran de necesidad los hombres? Quanto ai que remediar en esto, que dureza, que inconsiderazion la de los señores sin adbertir que repartida la tierra bajo moderadas pensiones les produziria bien cultibada mucho mas y tendrian la gloria de socorrer, multiplicar y hazer felizes a sus vasallos.""

La situación del poblado de las Corchuelas es aún peor, tal y como describe el mismo magistrado: Con sangre devia describirse la infeliz constitucion de esta villa, victima del dominio feudal del Conde de la Oliva, señor de ella, lo es de todo el territorio que mantiene inculto, queriendo mas le aviten y disfruten los ganados mes tenos que el que se pueble con basallos utiles, a ninguno permite tomar un palmo de terreno, las labores que les da son por terrazgos escesivos, son tratados con la mayor dureza y el sistema se dirije a obligarlos a abandonar la poblacion, cuya conservacion es de la mayor importancia por set transito de una carrera publica, sin la qual subcederian en aquel terreno montuoso, aspero y quebrado mil insultos. No hai pueblo tan infeliz en el reyno, se quejò a el Rey de su opresion y estorsiones, se paso el recurso a el Consejo que dio comision a el difunto alcalde mayor de Plasencia Don N. Barberi, que sacrifico a estos infelizes a el poder y que se yo si a la corrupcion informando contra ellos y de resultas se le condeno en costas y el Conde executorio la libertad de oprimirlos. Quantos de estos sacrificios hai en el reino, la verdad y el zelo me obligan a hablar de este modo, pueden si parece tomarse informes y se hallara que es mayor el mal de lo que aqui se dice y que es indispensable protejer esta poblacion, obligando a el dueño a dotarla en comun y en particular para que los vecinos se multipliquen y arraiguen. No puede permitirse que hallandose poblado casi todo el termino de azebuches ocupen inutilmente la tierra, quando ingertados pudieran ser de tanta utilidad."

Podemos, por lo tanto afirmar, que la situación de la población en el siglo XVIII roza la esclavitud por parte de los vecinos respectos a sus señores, con un gran desamparo por parte de las autoridades. Hay además, una común características de los señores de la zona: la total indiferencia respecto a la zona, una indiferencia que sólo se olvidaba a la hora de cobrar. Los dueños reales eran los administradores y curas, que hacían lo que querían con total impunidad.

Siglo XIX

El primer paso importante del siglo XIX es la refundación de la administración realizada en 1834, cuando ya el término municipal lo componen Torrejón el Rubio y el de las Corchuelas. A partir de ese momento se forma con un Ayuntamiento y deja de ser señorío como tal. Otro momento importante es el de las diferencias desamortizaciones.

La principal transformación de Torrejón el Rubio es la refundación de la administración realizada en 1834. A partir de ese momento se fusionan las localidades de Torrejón el Rubio y las Corchuelas, aunque debido a las duras condiciones de vida existentes en la última localidad, no existían, prácticamente habitantes.

Otro cambio fundamental fue el reparto de las dehesas pertenecientes al señorío de Torrejón. Ello produce un cambio importantísimo en el reparto de la tierra, en el que nuevamente los vecinos de Torrejón el Rubio son los perjudicados, dado que no quedarán tierras comunales para la misma.

Sobre los datos fundamentales de esta época los documentos de referencia son la Visita de la Real Audiencia de Extremadura de 1826 y el Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de Pascual Madoz de 1849.

En este último se realiza un pequeño bosquejo de Torrejón el Rubio: Tiene 548 vecinos, existe ya colegio para 50 alumnos, el antiguo palacio de los condes de Torrejón está semiderruido y se utiliza como posada. La importancia del camino entre  Andalucía y Castilla era muy importante, porque la mayoría de los vecinos vivían de los transeúntes de dicho camino y de la venta de la caza de conejo que era muy abundante.